Se dice que la leyenda de
Sant Jordi, el Dragón y la
Princesa en Cataluña ocurrió en la vila de Montblanc. El
Dragón era lo más poderoso de los Dragones puesto que podía moverse por
el cielo, por la tierra y por el agua. Cada día devoraba un par de corderos. Cuando le
dieron bueyes y caballos tampoco tuvo bastante. Hasta que hubo que sortear personas para saciar su hambre. Y el Rey puso a su familia en el sorteo, y
de la olla salió el nombre de la princesa. El Rey aceptó el destino y no
quiso ningún cambio por ninguno otro Montblanquí de quienes se
ofrecían. Vestida de blanco la Princesa fue al sacrificio. Y surgió un
joven caballero, armado de pies a cabeza, cabalgando un caballo blanco
para liberarla. Era bello como él solo y era forastero y se llamaba Jordi.
Y embistió con furia al Dragón dejándolo abatido.
Con un golpe de lanza remató al Dragón,
al morir se desplomó sobre la tierra y donde cayó su sangre brotaron rosas rojas, Sant Jordi tomó la más bonita y se la ofreció a la Princesa, la montó en su caballo y entre gritos de alegría atravesó la muralla por la puerta que en recuerdo de esta gesta,
todavía hoy es conocida con el nombre de Portal de Sant Jordi. Por eso eligieron Sant Jordi como patrón de la
Vila durante muchos años.
Hoy en día, en Catalunya se celebra el
23 de abril con la tradición que los hombres regalan a sus mujeres una rosa.
Del 19 al 28 de Abril se celebra en
Montblanc la Semana Mediaval, una fiesta medieval ampliamente conocida que cada
año dedica toda una semana para la celebración de una gran variedad de
actos centrados en la vida a la Cataluña medieval y en la figura de San
Jordi, el patrón de Catalunya.
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